I Feria de la tapa de Albacete
Te contamos cómo fue la primera edición de la feria de la tapa en Albacete. Un evento gastronómico que tuvo muchísimo éxito.
Aprovechando nuestra visita anual a la Feria de Albacete, hemos pasado por la primera edición de la feria de la tapa. Os contamos qué hemos probado y cómo ha sido este evento gastronómico.
Buena parte de nuestra familia es de Albacete y la visita a la feria es cada año una tradición familiar a la que no se puede faltar. Un fin de semana para reunirse con la familia y disfrutar de la buena comida, el buen ambiente y de la feria. Este año hemos aprovechado la recién estrenada feria de la tapa para tomar unos aperitivos.
Declarada de interés turístico internacional, la feria de Albacete es un orgullo para todos los que viven en la zona y un punto de obligada asistencia. Este año la gastronomía manchega ha querido estar también presente.
Una carpa de más de 3.000 metros cuadrados y capacidad para albergar casi 1.000 personas ha estado instalada en la feria. Con un espacio para terraza y más de 36 establecimientos participantes, esta feria de la tapa ha sido un auténtico punto de encuentro de la gastronomía albaceteña.
Han sido 26 los bares, taperías y restaurantes de la ciudad los que se han animado a proponer raciones y tapas y 10 los establecimientos que proponen las bebidas. Cañas a 1 euro, refrescos y vinos a 1,50, tapas a 2 euros y raciones a 4 euros; estos económicos precios han animado a los visitantes a degustar los platos típicos de la cocina manchega.
¿Qué probamos en la feria de la tapa?
Cámara en mano, no podíamos perdernos este evento gastronómico. Elegimos la hora del aperitivo para disfrutar de unas cervezas y vinos acompañados de unas tapas típicas.
Para empezar optamos por una ración de jamón ibérico y otra de queso curado manchego Vega Sotuélamos. Estupendas ambas tapas.
Después optamos por unos torreznos y por unos langostinos rebozados de tres formas diferentes: con patata, con masa quebrada y con un rebozado súper crujiente.
Para terminar una ración de pluma ibérica con cebolla caramelizada.
Todo ello lo regamos con unas cervezas fresquitas y unos vinos de la zona.
Y, estando en Albacete, hay que terminar la comida con un buen Miguelito de la Roda, el postre típico: una deliciosa milhoja rellena de crema pastelera.
Nos ha gustado mucho esta iniciativa ya que es una muy buena oportunidad de disfrutar de tapas de algunos de los restaurantes más significativos de la zona a unos precios muy económicos.