Ruta por la Toscana: Florencia
La siguiente etapa de nuestra ruta por la Toscana es la ciudad más importante de la zona: Florencia. ¿Te vienes con nosotros a conocerla?
En Florencia dejamos atrás el estilo medieval de Siena o de San Gimigniano y nos sumergimos de lleno en el Renacimiento. Una ciudad cuya historia está estrechamente ligada a la poderosa (y rica) familia Medici, que ejerció su control durante casi 400 años.
La etapa de mayor esplendor de la ciudad tuvo lugar entre los siglos XIII y XVI, época en la que reunió a los artistas e intelectuales más importantes del momento, que dejaron su huella en ella.
La verdad es que pasear por Florencia es pasear por un museo vivo. Es un auténtico placer recorrer sus calles, admirar sus palacios, iglesias y museos y volver a otra época. Los amantes del arte están en un parque temático cuando visitan esta ciudad.
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¿Qué ver en Florencia?
Florencia es una ciudad por la que merece la pena perderse, la mayor parte de sus monumentos se encuentra a lo largo de una línea más o menos recta. Por lo que el paseo es cómodo y muy agradable. Estas son las pistas imprescindibles que no te puedes perder:
Piaza del Duomo
Puedes empezar la visita en la espectacular piaza del Duomo, el lugar donde están los principales edificios religiosos de la ciudad (el Duomo, el Battisterio y el Campanile), de ahí puedes seguir por la via de Calzaiouli que termina en la piaza della Signoria, el centro de la vida Florentina.
Piaza della Signoria
En esta plaza no te puedes perder el Palazzo Vecchio y la Loggia della Signoria, con la galería de los Uffizi al fondo. Esta plaza es un museo de escultura al aire libre donde contemplar algunas obras de los mejores artistas del Renacimiento y del Barroco (aunque muchas de ellas han sido sustituidas por copias, las originales están en diferentes museos de la ciudad).
El Palazzo Vecchio sirvió de residencia a los Medici hasta que se mudaron al Pitti y es uno de los edificios góticos más representativos de la ciudad. Tiene una visita muy recomendable.
- La entrada sin torre cuesta 10 € y con torre 14 €.
Piazza del Mercato Nuovo
De ahí no puedes dejar de pasar por la cercana Piazza del Mercato Nuovo donde hay un mercado con productos de artesanía y piel (muy típica de Florencia) y la famosa estatua de Il Porcellino, un jabalí de bronce con el que todo el mundo se hace una foto tocándole el morro porque la leyenda dice que haciendo esto volverás a la ciudad.
Ponte Vecchio
Una vez tengas tu foto con el jabalí, encamínate al río Arno para disfrutar de las maravillosas vistas del Ponte Vecchio (construido en 1345). Ver esas casas colgando sobre él es un espectáculo. A lo largo de todo el puente podrás encontrar multitud de tiendas de joyas, ya que desde el Renacimiento era el lugar donde el gremio de joyeros ofrecían sus productos.
Palazzo Pitti
Cruzando el río Arno encontrarás el palazzo Pitti, que data del XV, y fue la residencia a la que se mudó la familia Medici. Perteneció al banquero Lucca Pitti, rival de Cosimo, basándose en los planos que Brunelleschi había propuesto para el Palazzo Medici y que Cosimo había rechazado.
En el interior y en los jardines hay seis museos, de los que el más importante es la Galleria Palatina, situada en la primera planta que cuenta con una importantísima colección de pintura, especialmente de los siglos XVI y XVII. Tiene unos jardines que merece la pena visitar.
- La entrada del palacio cuesta 13 € y la de los jardines 7€.
Dónde comer en Florencia
Florencia es la ciudad más grande y más turística de la Toscana, lo que hace que sea fundamental tener claro dónde comer si no quieres dejarte medio riñón y acabar malcomiendo. Lo de tomar un café es sinónimo de atraco a mano armada. Nosotros hemos estado varias veces y estos son algunos lugares donde puedes comer muy bien con una gran relación calidad-precio:
Osteria Caffé Italiano (Via Isola delle Stinche, 11r- 13r). Se trata de un restaurante informal, situado muy cerca de los monumentos más importantes, donde disfrutar de las especialidades típicas toscanas. Tiene una carta pequeña con propuestas de pasta que varían cada día. Nosotros fuimos para comer y tomamos un entrante (una tabla de quesos), dos segundos (tagliatta), dos postres, vino, agua y café y pagamos 45 €/persona.
También tiene una pizzería en el local de al lado que teníamos como sitio recomendado para disfrutar de grandes pizzas en la ciudad. No las probamos porque teníamos otra dirección impresdindible a la que queríamos ir sí o sí.
Il pizzaioulo (Via dei Macci, 113). Es una pizzería donde sirven pizzas napolitanas que está algo alejada de la zona más turística, escasos 10 minutos caminando y que está siempre a tope. Fuimos para cenar algo antes de las 20 horas y a partir de esta hora había una cola en la puerta importante (no nos extraña). Tienes al maestro pizzero preparando las pizzas a la vista y un horno de leña que para nosotros lo quisiéramos. Tomamos dos pizzas, agua (que te sirven en jarra y no te cobran) y pagamos 11,5 €/persona.
Trattoria Zá-Zá (Piazza del Mercato Centrale 26r), en esta taberna de corte informal comimos la primera vez que estuvimos en Florencia y esta última visita vimos que conserva el mismo espíritu y buena cocina. Se trata de un lugar de comida popular y muy sabrosa donde puedes encontrar tanto a turistas como a trabajadores del mercado sentados en sus meses y tiene una buena selección de platos de la tierra. Los precios están muy comedidos. Si hace buen tiempo, merece la pena aprovechar y comer en la terraza. La cuenta no superó los 25 €/ persona y tomamos una ternera y una pasta espectacular.
Parece que la moda de los mercados gastronómicos también ha llegado a Florencia. Paseando por la ciudad nos encontramos con el Mercato Centrale (Piazza del Mercato Centrale – Via dell’Ariento), muy cerca de la iglesia de San Lorenzo (donde están enterrados los Medici). Aunque no comimos allí, nos pareció un buen lugar para picar algo en plan informal (igual que en los mercados de nuestro país). En sus alrededores hay muchos puestos de ropa, bolsos y objetos de piel.
Información práctica de Florencia
Florencia es una ciudad que está literalmente tomada por turistas. Hay mil millones de excursiones que invaden la ciudad cada día.
El mejor momento para pasear es a primera hora de la mañana (antes de las 10, que es cuando llega todo el mundo) o a última hora de la tarde, a partir de las 20 horas.
Nosotros en estos casos apostamos por tomarle el pulso a la ciudad a primera hora y a partir de las 10:00 entrar a los sitios que queremos ver.
En esta ocasión, por la mañana visitamos el Palazzo Vecchio, a las 12:30 paramos a comer y después nos dirigimos al Palazzo Pitti. Tomamos un café a media tarde y rematamos con un paseo al atardecer disfrutando de la ciudad sin aglomeraciones. Una delicia.
Algunas entradas a museos se pueden comprar con antelación, pero luego no hay colas preferentes así que te tocará esperar a no ser que seas de los primeros (es posible que te ocurra si vas a la Academia ver el David de Miguel Ángel, que está a tope).
Si estás de ruta y vas en coche, llegar al centro es complicado. Trata de buscar un parking en las afueras y accede andando o en taxi. Nosotros nos hospedamos en el centro y en el hotel se hicieron cargo del coche (el hotel estaba en pleno centro en un edificio histórico sin garaje), pero luego al ir a recogerlo tardaron más de una hora en traerlo y nos retrasó la visita a la bodega Antinori (así que tenlo en cuenta si estás en el centro de la ciudad para que no te ocurra).