Ruta por el valle del Jerte para ver sus cerezos en flor
Ir al valle del Jerte en la época en la que los cerezos están en plena floración es una auténtica delicia para los sentidos. Te contamos la ruta que hicimos para disfrutar de este espectáculo.
Con millón y medio de árboles en flor, el paisaje en el valle es único. La floración de los cerezos suele tener lugar cada año entre finales de marzo y mediados de abril y dura entre diez y quince días. En todos los pueblos que componen el valle del Jerte se organiza una fiesta en torno a esta belleza natural.
Después de la floración y hasta principios de mayo – cuando se empieza a recolectar la cereza-, comienza la lluvia de pétalos y el valle se cubre de un precioso manto blanco.
Estas fechas varían en función de la climatología de ese año. La oficina de Turismo del Valle del Jerte es la mejor manera de informarse del estado de los cerezos.
Nosotros hemos disfrutado de una jornada entre cerezos, gargantas y gastronomía en este enclave inigualable. Queremos compartir con vosotros nuestro recorrido durante la Fiesta del Cerezo en Flor.
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Ruta por el Valle del Jerte
Comenzamos nuestro recorrido en Navaconcejo donde nos encontramos un mercadillo gastronómico lleno de delicias locales que no podíamos dejar pasar. Después de pasear y disfrutar de sus productos cargamos nuestra maleta con un delicioso pan gallego (era espectacular), unos bollos preñaos que tomamos de aperitivo, pimentón de la Vera dulce y agridulce (una variedad con más sabor que el primero, a medio camino entre el dulce y el picante), una torta del Casar, un lomo ibérico y una papada también ibérica.
Con estos tesoros en la maleta, volvimos al coche para dirigirnos hacia Cabezuela del Valle, ubicado en la parte central del valle. Junto a la oficina de turismo dimos un pequeño paseo junto al río Jerte y disfrutamos viendo los primeros cerezos. El enclave invitaba a quedarse allí, sentado en la hierba disfrutando de las vistas.
Continuando camino a Jerte, los amantes del senderismo tienen a muy pocos kilómetros la Garganta de los Infiernos, una deliciosa ruta para disfrutar de la naturaleza. El paseo comienza en el “Centro de Interpretación de la Garganta de los Infiernos” donde obtienes información y un mapa de la ruta que vas a realizar. Es una ruta de 3 kilómetros, calificada de dificultad baja y apta para todo el mundo.
Un paseo entre castaños, robles y cerezos de lo más agradable, que culmina en Los Pilones, una zona de cascadas y saltos de agua espectacular.
Aunque el recorrido no tiene gran dificultad y está muy bien señalizado, la primera parte tiene tramos más escarpados y se nos hizo un poco dura. También hay que decir que el día que lo hicimos era caluroso y eso también jugaba en contra.
Tras este paseo pusimos rumbo a Tornavacas, de camino puedes admirar –e ir parando- los paisajes llenos de cerezos, gargantas… Una vez allí, paseamos por el mercado de la Cooperativa del Campo y paramos a tomar un aperitivo para reponer fuerzas.
Valle de la Vera
Desde Tornavacas volvimos sobre nuestros pasos para cambiar de valle. Nuestra comida era en Losar de la Vera.
Volvimos por la N-110 hacia Plasencia y nos desviamos por la carretera CCV-17,3. Si no te dan miedo las curvas, es un paseo en coche excepcional admirando los cerezos. Pasamos por Valdastillas, Piornal, Garganta la Olla, Cuacos de Yuste, Aldeanueva de la Vera, Jarandilla de la Vera hasta llegar a Losar de la Vera. Si no te atreves con tantas curvas, puedes optar por ir por Plasencia, te pierdes parte del paisaje, pero tardarás menos en llegar.
En Losar de la Vera paramos a comer en el restaurante Carlos V, un clásico que apuesta por una cocina de la tierra muy bien presentada y llena de sabor. Tiene muy buena relación calidad precio y todo lo que comimos nos pareció que estaba muy rico.
Tras la comida fuimos al Parador de Jarandilla de la Vera a tomar café en lo que en su día fue el castillo de los Condes de Oropesa y el lugar donde vivió el rey Carlos I hasta la construcción de su residencia en el Monasterio de Yuste.
A continuación nos dirigimos al Monasterio de Yuste, ubicado entre Cuacos y Garganta la Olla. Este monasterio fue construido por un grupo de ermitaños de Plasencia y luego pasó a la orden de San Jerónimo.
En 1556 el emperador Carlos I de España y V de Alemania decidió dejar el reinado y pasar sus últimos días en este enclave. Por lo tanto se acometieron reformas en el monasterio y se construyó una casa adosada para acoger al emperador y su séquito. Merece la pena disfrutar de una visita por el monasterio y el palacio del emperador.
Para terminar el día, no hay mejor plan que tomar un aperitivo acompañado de una cerveza de Yuste.