Viaje por el valle del Loira (Francia)
Hablar del valle Loira es hablar de castillos, de gastronomía y de vinos. Os contamos nuestra experiencia durante siete días recorriendo los pueblos y castillos junto al río Loira.
Acabamos de llegar de un viaje totalmente recomendable por el valle del Loira, una de las zonas más visitadas de Francia. Aunque vais a encontrar un montón de información y guías sobre la zona, os contamos qué vimos nosotros y algunos apuntes prácticos y gastronómicos que quizás os sirvan de ayuda si tenéis pensado visitarla.
Índice (acceso rápido al contenido)
Información práctica sobre el valle del Loira:
– Cómo llegar. Nosotros viajamos en avión a París y en el mismo aeropuerto de Orly teníamos alquilado un coche con el que llegaríamos a Orleans (que está a 133 km de distancia). Salir de París es muy fácil y con un mapa de carreteras será más que suficiente para moverte por la zona (no nos hizo falta el GPS para nada).
– Coche de alquiler. En el aeropuerto hay muchas empresas que ofrecen coches de alquiler, lo mejor es alquilarlo desde España y una vez allí solo hay que ir a recoger el coche. Nosotros lo cogimos el París y lo devolvimos 7 días después en Nantes (al final de la ruta). Esto suele llevar asociado un recargo de entre 60 y 70 euros. En cuanto al tipo de coche, lo mejor es que sea diesel y los sitios más económicos para repostar son las gasolineras de los supermercados tipo Alcampo o Carrefour (que verás a la salida de casi cada pueblo).
– Carreteras. El total de la ruta entre Orleans y Nantes es de 335 kilómetros. Las carreteras francesas son muy seguras y no resulta complicado moverse por ellas. Eso sí, la mayor parte de las autopistas son de pago. Las carreteras nacionales son buenas opciones para ir viendo los diferentes pueblecitos de la zona. Nosotros nos movimos con un mapa Michelín de Francia (número 722 Francia dos caras) sin ningún problema.
– Hoteles. Elegimos hoteles de cuatro estrellas y preferimos no cambiar demasiado para evitarnos traslados de equipaje. Nos alojamos durante 4 días en Chenonceau (hotel Auberge du bon Laboureur), 2 en Saumur (hotel Mercure Bords de Loire Saumur) y 1 en Nantes (hotel Sozo). Hoteles con buenas habitaciones donde descansar tras un largo día de turismo por la zona. Y todos ellos tenían wifi, lo que nos resultó de utilidad para planificar el día siguiente (restaurantes, horarios de aperturas y demás detalles).
– Aparcamientos. Los aparcamientos no son caros, más económicos que en España. En los hoteles que escogimos aparcamos sin coste adicional y en los diferentes pueblos fuimos dejando el coche tanto en los aparcamientos de los castillos (que suelen costar entre 3 y 4 euros) y en los del centro de las ciudades.
– Horarios. El horario de comida de los restaurantes suele ser entre las 12:00 y las 13:30 o las 14. Y la hora de la cena es entre las 19 y las 21:00- 21:30. Es fundamental que lo tengas en cuenta si quieres comer bien. El resto de sitios que permanecen abiertos, son bares y restaurantes turísticos y comerás peor. Casi todos los restaurantes suelen cerrar domingos y lunes (algunos incluso el sábado). Así que te recomendamos que antes de ir al restaurante en cuestión compruebes que está abierto.
– Comida. La comida francesa es una auténtica exquisitez. Eso sí, los restaurantes son más caros que en España. Suelen tener menús completos (entre semana) rondando los 30 euros por menú y luego las “fórmulas” donde te puedes pedir un entrante y un segundo o un segundo y un postre a un precio de unos 18 -20 euros. Las bebidas van a parte. Si no pides agua mineral, te ponen jarras de agua en todos los restaurantes y los vinos suelen costar unos 5 euros la copa. Estando en el Loira, una región vinícola, no hay que dejar de probarlos. Especialmente los tintos de Chinon.
Día 1. París – Orleans – Meung Sur Loire
El primer día volamos a París, recogimos nuestro coche de alquiler y sobre las 12:30 nos dirigimos a Orleans, ubicada a 133 km de la capital francesa.
Orleans es la puerta de entrada al valle del Loira, una ciudad en la que la figura de Juana de Arco (que liberó a Orleans de los ingleses en 1429) está presente casi en cualquier lugar. En la ciudad se alternan construcciones modernas con iglesias románicas, mansiones históricas y museos. Partiendo de la catedral, es recomendable pasear por las calles del casco antiguo de la ciudad. Es imprescindible la visita a la catedral, pasar por la casa de Juana de Arco, la Place du Martroi con la estatua ecuestre de Juana de Arco y pasear por la Rue Royal hasta el río Loira y el puente de George V.
El restaurante La Chancellerie (Place du Martroi, 27), ubicado en una antigua posta de diligencias del siglo XVIII, es una buena opción para comer (casi ningún restaurante tiene carta en inglés, tendrás que manejarte con la carta en francés y la ayuda de los cameros).
El mercado de Halles Chatelet es una buena alternativa para comprar algún queso o embutido, un pan y algún vino para cenar por la noche. También tienes pastelerías donde comprar dulces.
En una calle aledaña a la place du Martroi encontrarás una chocolatería de Max Vauché (maestro chocolatero con la fábrica y otra chocolatería en el cercano pueblo de Braceiux) donde encontrarás auténticas virguerías de chocolate.
Después cogimos el coche y nos dirigimos a Meung Sur Loire a 16 km de Orleans, un pequeño pueblecito con una calle medieval que sube hasta su castillo del siglo XII, que Juana de Arco le arrebató a los ingleses en 1429. Y ya pusimos rumbo a Chenonceau (a otros 100 km de allí) para descansar en nuestro hotel.
Día 2. Amboise y Blois
Por la mañana a visitamos Amboise, una bonita localidad medieval situada entre Blois y Tours, ubicada a la orilla derecha del Loira. Esta ciudad fue durante años residencia de reyes y el último taller de Leonardo da Vinci. Hay que pasear por la ciudad, ver el castillo (nosotros este no lo vimos por dentro) y visitar el Chateau de Clos-lucé (la última residencia de Leonardo). Una visita muy recomendable con una sala dedicada a los inventos y proyectos de da Vinci que IBM ha reconstruido en unas maquetas muy curiosas.
Junto al castillo encontrarás algunos sitios interesantes para disfrutar de la gastronomía de la zona:
– Restaurante L’Epicerie, ubicado en una magnífica casa antigua con entramados de madera y terraza al pie del castillo, cuenta con varios menús con la cocina regional como protagonista.
– Restaurante La reserve, justo al lado del anterior. Un restaurante agradable con comida sencilla donde disfrutar de una deliciosa cena o comida (si tienes que elegir entre los dos, L’Epicerie tiene mejor cocina).
– Pastelería Le Bigot. La repostería y la chocolatería es un auténtico placer para la vista y el paladar. Además de una deliciosa terraza al lado del castillo, dentro tienen un salón de té de lo más agradable (con chimenea que encienden en invierno). Nosotros disfrutamos de un desayuno allí y tomamos el mejor cruasán que hemos probado nunca.
– Vinos: entre Amboise y Tours encontrarás muchos viñedos y bodegas (caves) excavadas en la piedra caliza en la carretera. Muchas de ellas son visitables, pero si quieres hacerte una idea de los vinos de la zona no dejes de ir a la Caveau de Vignerons d’Amboise, una vinoteca en plena muralla del castillo donde puedes probar los vinos de la zona acompañados de platos y tablas de foie o queso (a la hora de comer).
La tarde la dedicamos a Blois y su inmenso castillo. Otra ciudad medieval por la que perderse. Su castillo es imponente, cuatro siglos de diseño con secciones bien diferenciadas: medieval, gótica, renacentista y clásica (en realidad son 4 edificios unidos).
Día 3. Chaumont-Sur- Loire- Chambord – Cheverny
El castillo de Chaumont- Sur-Loire es una auténtica delicia de visita. Es más pequeño que otros mucho más famosos, pero muy interesante. Totalmente de cuento de princesas. Estuvo en manos de Catalina de Médicis y después pasó a ser de su rival Diana de Poitiers. Sus jardines (con un festival que se puede ver de abril a octubre) son otra de las grandes atracciones: importantes paisajistas diseñan 32 hectáreas de jardines del castillo.
Después de tomar un tentempié rápido nos dirigimos al castillo de Chambord, uno de los iconos del valle del Loira. Es el castillo más grande del valle, ubicado en mitad de un bosque, con 128 metros de fachada, 365 chimeneas y más de 400 habitaciones.
Y a continuación nos dirigimos a Cheverny. De camino pasarás por Bracieux, un pueblecito donde está la chocolatería de Max Vauché (del que os hablamos en Orleans).
El castillo de Cheverny es otro de los emblemas del valle. Este espectacular castillo es más famoso si cabe, puesto que Hergé, el autor de Tintín, se inspiró en él para crear el castillo de Moulinsart, base de operaciones del capitán Haddock.
Junto a este castillo encontrarás la Maison des Vins una moderna vinoteca donde puedes disfrutar de los vinos del Loira y sus numerosas denominaciones de origen.
Día 4. Chenonceau – Tours
Chenonceau está a orillas del río Cher (afluente del Loira) y es el segundo castillo más visitado de Francia, tras Versalles. Conocido como el castillo de las Damas (por las mujeres que lo habitaron) es un palacio renacentista impresionante. Está realmente bien conservado y es una visita más que recomendable. Sus cocinas merecen una mención aparte.
Tras la visita a este castillo, partimos a hacia Tours, uno de los centros turísticos más importantes de la zona y una agradable ciudad por la que pasear. La famosa Place Plumerau –núcleo de la ciudad antigua- está rodeada de casas medievales de entramado de madera que datan del siglo XV.
Sitios gastronómicos en Tours:
– Restaurante Le petit patrimoine (Rue Colbert, 58). Toda una institución en la zona, un buen sitio para disfrutar de platos de la región a un precio razonable.
– Mercado de Les Halles. Buen sitio para comprar especialidades de la zona: charcutería, quesos y vinos.
– La Chocolatiere (Rue de la Scellerie, 2). Uno de los templos del chocolate en la ciudad. Compramos una tarta tradicional (tarta nougat de Tours) y unos macarons. Exquisitos.
– Les belles Caves. Buena vinoteca para aprovisionarse de los vinos de la zona (hay una en el mercado y otra en la Rue du Commerece). En la del mercado también se puede probar por copas.
Día 5. Saumur – Montreuil- Bellay
Rodeada de viñedos que producen algunos de los vinos con más fama del país (sus espumosos son los más célebres de Francia después del Champagne), y coronada por un gran castillo, esta ciudad medieval merece una visita. Perderse por sus calles, ver su castillo… es una delicia para los sentidos.
Los sábados, en la Plaza de Saint Pierre –centro neurálgico del casco antiguo y lugar donde se levanta la iglesia de Le Puy-Notre-Dame-, se celebra un popular y animado mercado. Disfrutamos paseando por él el sábado por la mañana y haciendo algunas compras para la cena. En la misma plaza hay una formagerie (quesería) espectacular y algunas panaderías con auténticas delicias. Un buen sitio para aprovisionarse de delicatesen locales.
Después pusimos rumbo a la cercana localidad de Montreuli-Bellay (a 15 km. de Saumur), un exquisito pueblo medieval donde comimos en un excelente restaurante: Hostellerie Saint Jean (Rue Nationale, 432).
Después nos dirigimos a su castillo que, además, produce y vende su vino. No visitamos su interior porque solo hace visitas guiadas en francés, pero sí lo hicimos por sus exteriores. Allí compramos dos botellas de su vino espumoso (petitllant) que se vinieron a casa.
Día 6. Angers
Una ciudad levantada a orillas del Maine –afluente del Loira- que tiene un agradable casco antiguo de calles peatonales y una animada zona comercial. Su castillo es una fortaleza defensiva del siglo XIII, lo que llama la atención a estas alturas del viaje puesto que todos los demás de la ruta son palacios. Su tapiz del Apocalipsis de 4,50 metros de alto y 101 metros de longitud es el orgullo de la ciudad.
Para comer optamos por un restaurante frente al teatro (era domingo y todas nuestras referencias estaban cerradas ese día): Brasserie du Theatre (Place du Ralliement, 7). Un sitio grande (que sirve comida a cualquier hora) con comida bien elaborada y buen ambiente.
Día 7. Nantes
Nuestro último día en el Loira lo dedicamos a Nantes, tenemos que decir que fue la ciudad que menos nos gustó de todas las que visitamos, pero no deja de ser un agradable paseo. Tiene un animado casco antiguo por el que pasear y el castillo de los Duques de Bretaña que visitar.
Comimos en un animado bistrot en la Plaza du Pilori: Bistrot Pilori, brindamos con unos deliciosos espumosos de Saumur (petitllant) y pusimos rumbo a París, poniendo punto y final a un delicioso y exquisito viaje gastronómico por la Ribera del Loira.